domingo, 12 de diciembre de 2010

DOMINGO DE ASFALTO…


Nunca había tenido la experiencia de escribir en el coche, aquí ando con el usb de “Carrefour movil” que va y viene en cobertura, no le puedo pedir “tetas a Luís” es decir “peras al olmo”. Ahora, de copiloto que espero dejar de serlo en unos meses, noto como las ruedas van comiendo asfalto en tierras de León, en menos de tres horas esperamos llegar a Tabeaio (Coruña) en donde nos quedaremos en “CASA ANGELITA”.

Vengo de camino riojano, he comido con mis pequeñajos y Filo en “Casa Pakito” de Alfaro, nos encanta este lugar desde hace años, su aroma de pueblo, las tapas, y esas “gordillas” de cordero que quitan el sentido. Mis hijos están guapisimos, Dani super educado y Aitana hecha un trasto…les he llevado a la “Colegiata” a ver las cigüeñas pero ya habían emigrado. Ellos están acostumbrados a los viajes de papá y su amor crece rodeandome de esa leyenda urbana real que soy para ellos.

He estado conversando con Filo largo y tendido, ahora recapacitando aquí en este habitáculo de cuatro ruedas, domingo tarde, a 323 km de mi destino y siendo las 18:13, recuerdo diciéndole a Filo, que yo era quién tiraba del carro… ¡¡NO!!, no es cierto, la luz acaba de entrar en mi alma. No es así, porqué el carro, ahora que estoy solo, me está costando el triple de arrastrar, lo cual debo admitir que Filo era mi 50%.

El termómetro marca 9º, la tristeza me invade, hay gente en Galicia que me espera, que me quieren… pero me vienen a la mente las conversaciones con mi hermano “kokoro” de que estamos rodeados de gente y al final todo se convierte en muchedumbre y sonoridad de tasca, y no es culpa de la gente que nos ama, es que somos así de defectuosos. Le echamos la culpa al Karma… no sé.

Hoy tras el cristal, a veces empañado, lo aclaraba con recuerdos recientes, Alain y Paloma aparecían entre rayos de sol, Manoly y su voz dulce con acento galego, con ganas de darle un abrazo a Antonio Muiños, Filo me acompaña en el recuerdo, está guapisima, sus ojos brillan y esto me hace feliz aunque cuando he cerrado la puerta del Nissan, mis lágrimas no podían retenerse. He recordado gratos momentos con Susana, tantas cosas que decir, tantas cosas por sentir… Hoy me acompaña el último cd de M CLAN, me encanta.

Andamos dopados de café para poder aguantar estas casi 16 horas en carretera entre paradas y fondas y evitando peajes, no por el dinero, si no por el romanticismo de atravesar pueblos de cuatro casas.

Con la tontería ya estamos llegando a Astorga por N-120, igual hacemos parada para comprar una buena cecina y chorizo ahumado.

Vicent ahí anda, con “cara perro” aunque él no lo vea, cansado y hasta lo huevos de tanta carga del pasado y algo que nos marca a todos; la infancia… los vientos cambian, traen cambios y esto asusta, es demasiado tiempo pidiendo cambios y estos aferrados a la comodidad de sentirse querido y afrontar fantasmas pueden ser peligrosos para una estabilidad. Como me decía el Padre Domingo; ”Alea Iacta Est”.

Mañana quiero ir a comer un pintxo de tortilla en Betanzos y espero zanparlo con buena compañía. Y a ver si con un poco de suerte el nido me escoje, soy de los que piensa que las casa eligen a uno y no uno quien elige la vivienda.

Se me acaba la batería del portátil…Os dejo.