Yo era un chavalillo travieso de doce años y acudía al punto de encuentro de mi cuadrilla de amigos; "LA BODEGA FACO"una especie de bodeguilla en donde se encontraban las mejores "chucherias" o "cotxinaes" del pueblo. Carmen, la propietaria, esa señora que hizo de madre cuando no estabamos en casa, que al igual nos cosía un pantalón que nos repasaba los cuadernillos "RUBIO", esta señora encantadora tenía un sobrino, uno de esos niños malos "de cojones", gordo y travieso, que además te insultaba sin pensar en su físico. Los años pasaron, "arrieros somos", y este niño sobrino de belzebú, caminó por senderos hasta encontrar el de "CAL DANI", primero fue como comensal y después tras charlas tendidas con él, pasó a cubrir una baja en mi restaurante... y desde entonces que está ahí. Nada tiene que ver de cuando empezó a formar parte de mi equipo, creo que aún no he conocido a nadie que le guste tanto el mundo de la cocina, y cuando hablo de cocina, no hablo sólo de cocinar, si no de vivir en ese habitaculo de 50 m2 y sentirlo como suyo.
Siempre le observo, ya que paso más tiempo con él que con mi propia familia, a mi me gustaría moldear su manera de ser muchas veces, pero lo que no tocaría sería su espiritu, su esencia, ese perfume que solo los cocineros pueden tener, ese "ser" de buena persona, un cocinero debe de ser bonachón, como es mi amigo "Vicent". Me gustaría contarles su evolución positiva, pero no debo, ya que sus peldaños hacia la profesionalidad, van unidos a "traumas" que a nadie le importan, pero "Vicent" es de las personas que me ha hace sentir bien, muy bien, por que con él he aprendido a defender lo indefendible, a sentir que alguién siempre esta ahí. Nadie después de mi esposa y mi "iaia" Xelo, se había preocupado tanto por mí. "Vicent" amic meu, gràcies per tot, este és el meu petit homenatge a la teva faena i amistat de germà.
