jueves, 20 de marzo de 2008

PIENSEN EN COMER...


Hoy "jueves Santo" y he comprado para hacer una "paella" de verduritas en el super de debajo de casa, después de realizada la compra, al pasar por delante del "BON PROFIT" (un establecimiento de comidas para llevar), he parado en seco y he decidido entrar a comprar comida, por que al final cocinar en casa es un "rollo", primero porque no tienes "pinches", segundo porque la cocina es pequeña y tercero por que luego tienes que fregar y limpiar lo ensuciado, estas son las pequeñas cosas que valoras en el único día libre que tienes a la semana y el valor que adoptas sobre tu equipo de cocina. Bien, he comprado una "tortilla de patatas y cebolla" recien hecha, dos raciones de muslo de pollo asado con guarnición de "renyons de masero", una ensalada de pollo y "txaka" y para mi "peque" una ración de macarrones con carne, todo perfectamente maridado con "Coca-Cola Light". Seguramente si hubiera preparado la "paella", hubieramos disfrutado el doble, pero la pereza nos hace esclavos de las motivaciones. Ayer en el restaurante comentabamos lo importante que sería para nosotros los cocineros y los equipos de sala que la gente pudiera experimentar el mundo de un restaurante. Yo tengo muchos amigos médicos, cirujanos, arquitectos, empresarios que siempre me comentan lo que me envidian, por que a ellos les gustaría ser "Chef" y tener un restaurante y esta vida aparentemente tan romántica, y yo les digo que a mí me pasa lo mismo con ellos, que me encantaría tener todos los millones que tienen en el banco y los chalés en donde viven...jajajaja. Hay una frase que se escucha mucho sobre la profesión nuestra que és; -cuando más fiesta, más trabajo-. Esta frase es cierta, pero de pensarlo u opinar a vivirlo, existe un abismo. Por supuesto que todos los trabajos tienen su "pros y contras", pero este nuestro oficio,quizás uno de los más antiguos del mundo junto al sexual, es una tarea para privilegiados y amantes del ofrecimiento. Cocinar es ofrecer, es amar, es alimentar, es dar la vida y la ilusión. Muchos de ustedes el viernes a las siete de la tarde terminarán su semana laboral y podrán disfrutar de un fin de semana, podrán ir al fútbol los domingos y enchufarse un buen "farias", podrán llevar a sus hijos los sábados por la mañana a jugar al fútbol o al "basket", pueden ir a comer a un restaurante y que les sirvan y les atienan... Nosotros los "bichos raros" de la hostelería y la restauración no sabemos que es ir al fútbol un domingo, o llevar a nuestros hijos ni siquiera al colegio, o no tener amigos normales, ya que cuando ellos pueden quedar para comer o cenar, tu estas entre fogones. Es cierto que él comensal cada vez está más concienciado y educado hacía el mundo culinario, es más respetuoso y la frase "quién paga, manda" se está devilitando por el paso del tiempo. Tuve una conversación con mi amigo el gastronomo Serxu Solares hace bien poco sobre una historia que me dejo dubitativo, sobre un señor que entró a un restaurante, pidió de carta y además exigió un plato de patatas fritas, el servicio le dijo que este plato (tan simple) no estaba reflejado en ningún sitio de la carta, y este comensal reprochó y exigió un plato de patatas fritas. En cocina aceptaron y se tuvo que parar el "tren" y marcha en cocina, el jefe de cocina, puso a un ayudante a pelar patatas, limpiarlas, cortarlas y preparar aceite y sartén para freírlas, esto que parece una tontería para alguien que no pertenece a nuestro mundo, significa un "traspié" en la cocina inimaginable y más cuando hablamos de equipos de cocina de tres o cuatro personas. Bien, como les iba diciendo, el señor una vez las patatas servidas junto al solomillo y terminar su velada en el restaurante pidió la cuenta, cual fué su sorpresa que en la nota las "patatitas"se facturaban por quince euros, es decir dos mil quinientas pesetas de la "España rota", bueno no hace falta que les cuente más, el resto se lo pueden imaginar, el Jefe de cocina le explico al comensal todo el trabajo y desorganización que conlleva este plato, y por eso no está en carta... Bueno ahora opinen ustedes.

Yo les voy a decir lo que pienso al respecto y sobre el respeto... Si a mí me llega un "tipo" así a mi casa, con exigencias de "pago, mando", estoy de acuerdo con lo que sucedió. Pero si me llegan con educación y respeto, salgo al comedor haciendo hasta el "pino puente". Donde quiero llegar es que hoy por hoy y gracias a "Dios" y a todos sus compañeros, hoy nuestras casas o resturantes son lugares de culto gastronómico, yo en mi carta puedo tener setenta referencias de platos diversos en donde usted puede elegir entre la cocina más moderna y la más ancestral, yo ya me preocuparé en abarcar todos los gustos posibles a la vez que disfrutemos ambos, tanto comensal comiendo como yo y mi equipo cocinando. Por supuesto, si hay que hacer un huevo frito o una tortilla se hará, y se cobrará a precio de mercado, y si el precio es de diez euros, porque los huevos son de corral y ecológicos y el aceite es de oliva virgen extra o grasa de oca, el comensal debe de estar preparado para pagarlo y saborearlo. Óígo muchas veces a compañeros de oficio que dicen- como "jode" cuando estas en pleno trabajo, que te pidan una tortilla-, yo cuando oígo esto me pongo malo, ¿porqué jode?, si que es cierto que te pueden romper el ritmo de una degustación o un confitado, pero un cocinero auténtico tiene que tener respeto al producto, a uno no le puede fastidiar cocinar un huevo frito, uuummmm¡¡¡ con su puntillita crujiente y la yema con una temperatura de setenta grados y unos cristales de flor de sal por encima de la yema y acompañado por unos "Boletus Edulis"...bueno que me voy por la ramas, me emociono demasiado.

Donde quiero ir es a que todo está cambiando y los comensales o el público seguidor que tenemos los cocineros, saben perfectamente cuando vienen a casa de uno de nosotros, a qué vienen, ha disfrutar de nuestras creaciones, de nuestros vinos y de nuestra compañía... Que está todo el mundo muy solo y falto de amor.