domingo, 16 de marzo de 2008

LA INFLUENCIA DEL AMOR EN LA COCINA



Mi pequeño "Dani-Aritz" es un "trasto" o como dice mi "iaio" Quique: un "ferrabraç". En él me siento reflejado, le observo, le disfruto, le amo. Aún no tiene dos años y es mi tremendo orgullo, quizás quiero que se sienta como yo quería sentirme en mi complicada infancia, pero sé que será diferente. Cuando viene al restaurante lo primero que hace es abordar la cocina, inspeccionar como de si de un "chef gabacho" se tratase. Mira atentamente todo y nos llama la atención con faz seria. A mi segundo de cocina le llama - ¡¡CÓ !!- que significa "Visenti-CÓ" del diminutivo de "Vicent" o Vicente en la lengua de Cervantes. Le encanta echar la sal en la paella de verduras o jugar con las semillas de sésamo que tenemos en la zona de ensaladas. Les engañaría si les negara que me encantaría que fuese el relevo de la cocina en "CAL DANI", pero la vida da muchas vueltas y lo más importante es vivir con dignidad y humildad. Muchas veces invertimos todo nuestro tiempo en el trabajo, en luchar y sacar adelante proyectos costosos que nos restan tiempo, salud y amor. Llega un buen día en el que te das cuenta de que el tiempo pasa, y de repente tu amante, esposa y amiga está a punto de traer a una preciosa niña a este mundo subvencionado y de "cartón piedra".Y en relación al trabajo y al esfuerzo te preguntas: ¿para qué?, para qué tanto impentú por la fama, por el reconocimiento, por el trabajo, si realmente es todo efímero, los críticos gastronómicos hoy te ensalzan y mañana te pueden fusilar con sus teclas en cualquier medio, o compañeros de rango y oficio te dan golpes en la espalda ocultando un "fugu hiki" o cuchillo japonés, todo roba un tiempo de tu familia, de tu vida, que algunos podemos decir que la vivimos intensamente, pero la rapidez aveces se confunde con la intensidad.
Yo estoy empezando a descubrir la intensidad, lo intenso de abrazar a mi hijo, de besar a mi esposa y de acariciar su enorme tripa que no para de sufrir contacciones.
Cuando puedo, animo a mi equipo y les recuerdo lo mucho que valen y que en definitiva somos unos privilegiados porque cuando nos suena el despertador a primera hora de la mañana, nos levantamos sin pereza, con ilusión renovada de disfrutar la incertidumbre del "qué haremos hoy", qué cocinaremos, qué sorpresas nos guardará el mercado o la lonja de pescado de Dènia o Santa Pola. Uno debe saber decir "prou", basta, hasta aquí hemos llegado y estas son mis prioridades. Sacar a flote un negocio es muy importante, ya que de ello se trata la economía familiar o personal, pero no podemos apoyar todo el peso en la columna económica, sin ilusión, sin amor, sin apoyo y sin arropo no se puede levantar o mantener un proyecto o trayectoria y por supuesto sin salud menos...Disfruten del momento, hagan uso del latín, esa lengua que la "E.S.O." ha destruído y apliquen el "CARPE DIEM", además del "ALEA IACTA EST".