Sé que desde que nací estaba condenado a ser un tipo gris, por eso la vida me dió el don de vestirme de arco iris, hoy es el día que los miedos me abordan, decisiones sumamente importantes que acarrean a seres muy queridos y que lamentablemente les ocasionará un cambio en su vida y en la mía. He pasado por situaciones limite en los negocios, en la vida, algunas en la salud, pero todo esto se sostenia gracias al amor que tenía al lado. Mis malditos vacíos nunca han sido llenados, y pienso que nunca lo serán por nadie, ya que tan solo yo puedo hacerlo, vacíos marcados por mi infancia y una ausencia total de cariño, todo esto lo voy a ejecutar en breve, uno no sabe nunca en esta vida si hace bien o mal, o si es absorvido para jugar a esta mentira. Sé que tengo a gente alrededor que me quiere, pero estos vacíos semejantes a esos agujeros negros galacticos me impiden que me acerque a ellos por miedo a destruirles. Nunca había sentido angustia, y mucho menos que esta me apretara tanto como para exprimirme lagrimas, quizas haya sido afortunado y el tren de la felicidad haya estado en el andén de mi vida durante doce años, ahora no lo sé, pero no puedo permitir que ese tren se quede esperando a ver si cojo billete o no, mientras se oxida en esta estación en donde el cielo siempre es gris y nunca brilla el sol. Quizás este tren me haya amado como nunca nadie me ame jamás, seguro, pero siempre ha existido esa osmosis en donde el aceite no se podia mezclar con el agua. Me arropo solo y me maldigo, nuevos miedos comienzan a cavalgar sobre mí, otras sensaciones que no recomiendo aunque se que llegarán a buen puerto... o no... no lo sé. Sé que caminando en soledad no dañaré a nadie y seguramente esta sea mi compañera de por vida, esa amante que me dió la mano nada más nacer y se agarró a mí de una manera posesiva llenandome de vacíos y miedos. Hoy doy un paso, ni hacia atrás ni hacia delante, en otra dirección, brusco, sí muy brusco, pero debo de darlo.