jueves, 20 de enero de 2011

ENTRE DOS MUNDOS


Llevo casi un mes abriendo los ojos ante un regalo del destino, un regalo que además llegó día de navidad, en lo que creía que era una edad madura, jajajaja, ayyyy Dios mío, la madurez, me parece que es otro invento social para guardar la imagen y tenernos controlados.
El amor no entiende de madurez, o eres un ser emocional o lo eres mental, la fusión de estas dos "partículas" me parece casi imposible.
Cuando uno comienza una nueva senda, debe cerrar puertas vinculativas del pasado, aparentemente es fácil, pero cuando crees que al dar el paso suena el portazo de despedida, te equivocas. Un aroma de la antigua estancia te persigue de forma fantasmagórica y si además la otra alma debe de compartir senda con alguien nacido "viento" los temores crecen.
Miro a mi lado izquierdo, esa postura del corazón, me veo, esto me tranquiliza, pero conozco mis gestos y me asustan, además tener una creencia aferrima al "cada uno da lo que recibe, cada uno recibe lo que da" y la verdad es que en muchos de mis aprendizajes (llamese errores) muchas veces no he dado oro precisamente, y este impuesto sé que me espera en la vuelta de la esquina y según el recaudador me va a doler mas o menos, al que mas le temo es al "joker" que siempre me persigue para reírse de mí. Hasta hace casi un mes aplicaba el "Carpe Diem" a mi filosofía de vida, a días de hoy tengo mi nido, pero no debo olvidar que soy ave "águila" para algunos "pajaraco" para otros, pero ave. Sinceramente, después de doce años de relación intensa con frutos de experiencia vital y dos preciosas criaturas. Mi alma dolorida parece que se quiere balsamizar, se deja sentirse arropada y amada, muy amada.
Me niego a creer en la naturaleza humana, aunque otros hechos me den bofetadas, pero aún no consigo abrir los ojos ante los humanistas moralistas, y aunque la leyenda del escorpión y la rana es verídica, pienso que el ser humano puede tener naturaleza pero el alma no.
Cuenta la leyenda que en antiguo Egipto, tras una gran tormenta, un escorpión le pide ayuda a una rana para atravesar un riachuelo que había crecido, la rana sorprendida, le dice - pero, ¿como te voy ayudar, si tu eres un escorpión, y me vas a atacar?- el escorpión le contesta -no, como iba hacer eso, si te pico en mitad del río, nos hundiremos los dos, y los dos moriremos ahogados- la rana, convencida por tal explicación sube a sus espaldas al escorpión, y cual es la sorpresa que a mitad del recorrido a nado, el escorpión atraviesa a la rana con su gigantesco punzón, la rana desangrándose le dice - ¿por que has hecho esto?-, el escorpión apenado y con mirada fija y perdida le contesta - ES MI NATURALEZA-.
Si esto es así en la raza humana, temo enormente a la naturaleza... por eso prefiero ser elemento y si puedo elegir, SOY VIENTO.
Y deseo ser viento que enreda tus cabellos rojizos y poder acariciar tus mejillas de gesto dulce y colarme entre la separación desconfiada de tus dientes y adentrarme en tus pupilas hasta llegar al calor de tu corazón. TE QUIERO.